Si ya resulta difícil contravenir a los refranes, nacidos de la experiencia centenaria de los pueblos, más aún lo es cuando se trata de aquel que reza "Nadie es profeta en su tierra". Sobre todo, si el protagonista es un maestro. Y, más difícil todavía, si el escenario es un pueblo pequeño, como Lupión. Pues bien, eso es lo que consiguió Juan Diego sin proponérselo: ser profeta en su querido pueblo ejerciendo en él su magisterio a lo largo de su carrera profesional hasta que la enfermedad lo arrebató de las aulas a la prematura edad de cincuenta y cuatro años. Como suele ocurrir, tuvo que llegar la muerte para estampar el sello de calidad a toda una vida, corta sí, pero intensa, consagrada a su amada profesión de educador. Actividad ésta cuyas crecientes dificultades nadie ignora y que se agravan cuando el profesor comparte todo el día los mismos espacios que sus alumnos y padres. Era el caso de D. Juan Diego García García, maestro a tiempo total. Y como tal fue valor...
Memorial de Voleibol "Juan Diego García" - Lupión (Jaén)
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